– “Sí, en cambio, correspondió a todas las expectativas el Calaf de Gregory Kunde, con un sonido exultante y un canto de maestro, con todos los flujos y reflujos del fraseador nato. Ovacionado después de un “Nessun dorma” de manual por encima de una orquesta que no interrumpió su discurso, fue objeto al termino del espectáculo de unas demostraciones de afecto particularmente sentidas. También, justo es decirlo, su implicación escénica fue admirable.” Marcelo Cervilló (Opera Actual)
– “Otro momento consagrado fue el del tenor Gregory Kunde como Calaf, donde su gran asiento no pudo ser otro que “Nessun dorma”. Prueba difícil para cualquier tenor ya que no ofrece ninguna posibilidad de reposo. No decepcionó, ni en esta aria ni en ninguna, mostrando una regularidad potencia durante toda la trama.” María Sánchez (Bachtrack)
– “Esta arriesgada propuesta digital, que nos deja boquiabiertos, en ningún caso afecta a la calidad musical de esta ópera dirigida por Josep Pons en el que destacan dos momentos. La preciosa aria que canta Liù en el momento de su muerte (la última pieza que compuso Puccini) y un espléndido «Nessum Dorma», cantado por el tenor Gregory Kunde que nos emociona de tal manera que aplaudimos con entusiasmo.” Lluïsa Guàrdia (Espectáculos BNC)
– “El nuevo Calaf era el americano Gregory Kunde, que estuvo muy bien en su interpretación en todos los sentidos[…] cantando con gusto y expresividad, además de ofrecer una voz bella y adecuada al personaje. Sus arias fueron ejemplares y, a diferencia de otros colegas suyos, no rehuyó ir al DO sobreagudo en el segundo acto. Esto está muy claro: quien lo tiene lo da.” José M. Irurzun (Beckmesser)
– “El fraseo y la robustez de Gregory Kunde redondeó un Calaf de altura. Más que una intensidad en los agudos que en algún momento se echó en falta, la robustez y amplitud vocal junto a una sabia administración del vibrato fueron sus mejores armas. Calaf encarna lo heroico, pero no es un héroe burgués, sino nietzscheano: un afirmador amoral de la vida, y todo eso fue el tenor.” Diego A. Civilotti (PlateaMagazine)